La alondra


A Herme.
El frío viento que sopló del norte
dispersó mis sentidos entre la niebla.

Las gotas del rocío de tu noche
disolvieron mis pasos en la arena.

¿Y mi nombre? Aplastado de los días
por la roca dura, dormido yace.

Los versos que tus ojos me escribían
quemados fueron en su propio fuego.

¿Mi recuerdo? En el valle del olvido.
Una alondra lo llevó, ola del cielo.

Retamar, diciembre de 2006


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6 respuestas to “La alondra”

  1. Bello poema en el cual se conjuga la sombra del paisaje con la noche del alma. Me encantó. Un abrazo.

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    • Gracias, Clara, por visitar mi espacio. Justo eso intenté: hacer corresponder ambos conceptos. Me alegra que te haya gustado.
      Besos desde este mar.

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  2. Hermosamente tirstes tus versos dedicados a una gran mujer y amiga que aun en la ausencia fisica continúa viva en el sentir. Hermoso, Pedro, hermoso.

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    • Gracias, Adriana. Ya conoces la historia y lo que significa para mí el recuerdo de Herme. Me alegra que te haya gustado.
      Besosssssssssssssssssssssssssssss… con un jardín.

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  3. Triste pero fascinante poema que no lastima. Como brisa suave y fresca para el espíritu acongojado.
    Besos fuertes como abrazos.

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    • Gracias, Liz, por tu fidelidad de amiga, jejeje. Me alegra que te guste. Me gusta ese concepto de mi tristeza.
      Besos fuertes también para ti.
      Como abrazos desde la bahía.

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