Alma tarada


A todos los discapacitados. Gritad conmigo.
Desprecias mi cuerpo ajado
y mi mente inconclusa,
mis pies deformes que no me sostienen,
mi risa de inocente incontrolado.
Te avergüenzas de mis babas rosadas
en mis labios pálidos de una muerte avanzada,
tuerces tu mirada obtusa si ves
que mis palabras no gotean como las tuyas
o quedan en gestos mis versos blancos.
No escuchas el lamento de mis ojos vacíos
que claman el fulgor de las estrellas,
desesperado afán, inútilmente,
ni ves como leo tus hipócritas serpientes
que no perforan mis tímpanos mudos.
Siembras trampas, traidor, a mi paso vacilante
que impiden el arroyo de mis días.
Buscas tu suerte en mi quebrada recta
que se inclina humilde mirando el suelo
y sueña tulipanes de tu mano.
¡Desprecias tantas cosas en tu inepcia!

Pero te olvidas, a sabiendas,
razones tienes para un olvido voluntario,
olvidas que la misma torpe arcilla
nos compone con única receta,
y que tú también, en servil silencio,
alma tarada, transportas tu silla.

Retamar, enero de 2007


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4 respuestas to “Alma tarada”

  1. Ese final es el cuchillo perfecto. Además: esa arcilla no es más que el mero intento -siempre fallido- de la tierra, son muchas alas para tan poco vuelo. Abrazos.

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    • Mil gracias, Clara, por tu interesante comentario. Llevas toda la razón. Pero vivo todos los días lo contrario. Todo está lleno de barreras, las más enormes las que erigimos en nuestra mente y en nuestro corazón.
      Besos desde mi bahía.

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  2. Versos conscientes, voz que llama y por supuesto halla eco y resonancia.
    «…o quedan en gestos mis versos blancos», este verso me encantó. Bravo, aplausos a tu genial inspiración.
    Besos fuertes como abrazos.

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    • Gracias, Liz, una vez más por tu apoyo. Es siempre una satisfacción para mí verte enmi rincón. Me alegra que te haya gustado.
      Besos fuertes desde la bahía. Como abrazos.
      Htc.

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